Primavera.

Primavera.
Lachine, Montreal. foto E.Remolina

martes, 10 de marzo de 2009

Me gusta el ruido del fuego porque truena
Porque los troncos se hacen fuertes al quebrarse
Así, como nosotros
Uno se tuerce se retuerce y se dobla
Uno se quiebra de angustia, de calor, de frio…

Chirriamos de miedo y de alegría
Nos vamos tronando poco a poco
Tronamos de amor y desamor entre cenizas
Nos torcemos sin ganas ni remedio
Nos torcemos de dolor de panza,
De sueños nos quebramos

Mira la flama que gime, María
Gime como virgen y se retuerce como ellas también
Gime de olvido, de agonía y de besos
Llora como los machos de caricias y penas
Se va quemando las horas, la culpa y mi boca

Mi boca quema también de vez en cuando
Y se retuerce y gime como virgen también
Y le reza al dios que se olvida de los niños
Pero a ese dios no le basta mi boca
Ni las cenizas de los niños, ni el mundo que provoca
Que se tuerce, retuerce y gime,
Que llora se enceniza, se dobla y se marchita.

Voy a apagarme como flama en el infierno
Callar mi voz para que la oigan
(Entre tanto fuego las flamas deben perderse, supongo)

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Sobre yo y mi otro yo.

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Amante nómada de lo absurdo, la vida y las letras.