Primavera.

Primavera.
Lachine, Montreal. foto E.Remolina

viernes, 12 de febrero de 2010

Sin ánimos de ofender

No escribo porque se me sale el Diablo,

Porque sus ganas y mis ganas y las tuyas

Se presentan luego por las noches

Y desgarran mis versos con sus pasos

Y me agüitan la madrugada y la tinta,

Me desnudan como ni yo se desnudarme

y no me gusta


No me gusta la forma en que me miras en tus sueños

Ni cuando te miro en mis sueños tampoco

Voy a prohibirte la entrada a mi cabeza y a mi casa

Te prohibo la entrada a mi vida y a mis sueños


Ya no podrás ir por ahí pensando en mí

Ni andar buscando mis versos

y mi vida cual si fueran también tuyos;

o así, como si tú me quisieras

o fuera yo a quererte otra vez


Se que mi boca sigue siendo tu amapola por las noches.

Que vas buscando restos mios en tus mañanas

Que caricias y palabras te recorren una y otra vez

como si no quisieran irse o no quisieras tú que se fueran


Se que cada noche buscas mi perdón en tu silencio

O un pedazo de mi cuerpo que se haya quedado por el tuyo.

Un olor a mi boca tal vez guardado en tu sexo, un capricho

Un beso que caiga de tu pelo o resbale de tu aliento


Se que mi cuerpo es tu vino y mi destierro tu cruz

que te siguen estos ojos que ya no miras porque dejaste en el pasado

que te persigue mi voz y este espacio que era tuyo solo

y que éstos brazos que dejaron de alcanzarte cuando volaste

se agarraron por las culpas de tu cuello a la locura de tu exhilio


No se yo que decirte a ratos. Te digo que volvamos al pasado.

Que deshagas este nudo que se agarra a mi garganta

Que me olvides y me dejes olvidarte porque sin quererte

como te quise aún me llevas al rincón de mis torturas

y quisiera luego volverme loca para así por fin borrarte

y a ese dolor de antaño que dejaste y que de a ratos hace daño.


PD.

…Ya nos fuimos hace mucho perdiendo del tiempo que no tuvimos

Nos quedamos sin buscarnos hasta que no encontramos nada

Se nos escapó la historia y se llevó a las ganas.

Se me quebraron los huesos de llorarte y a tí las ganas de quererme.


La princesa de este cuento que no acabas para poder seguir durmiendo

5 comentarios:

Georgells dijo...

La poesía tiene siempre un cierto dejo de intimidad que impone respeto al espectador.

Pero cuando habla de algo tan personal como el vaho del amor que se desvanece en las cristalinas superficies del orgullo herido...

Lo sorprendente es lograr decirlo de una manera tan... cotidiana. Casi cálida...

Un abrazo!

G.

Mariano de Toledo dijo...

Gracias por deleitarnos con tu calidez e escritura.

Gracias por pasar, nos estamos leyendo, un abrazo !!!

Natalia Maggi dijo...

Muy natural.








muchas gracias, mujer!

saudade dijo...

Si con prohibir bastara!

Un besazo :)

Señorita Remolona dijo...

Gracias por sus visitas. Nos seguimos leyendo y acompañando hasta que otra vez como suele pasarme odie terriblemente las letras y mis palabras y desaparezca por un rato...
Este regreso a los blogs me ha resultado muy bueno y agradezco a las paginas como las de ustedes que me topé como siempre por páginas de antiguos bloggeros, en fin, un gusto estar de vuelta y fuera de uno de mis mas largos y peores bloqueos literarios.
Un abrazo¡

Sobre yo y mi otro yo.

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Amante nómada de lo absurdo, la vida y las letras.