Primavera.

Primavera.
Lachine, Montreal. foto E.Remolina

viernes, 29 de agosto de 2008

Breve cuento.

Esa tarde había recibido una llamada inesperada.
--¿ Irene?
-- Sí..- contestó ella automáticamente mientras endulzaba su mate con un poco de miel.
-- Habla Dominique, la mujer de Antón.

Vaya, la mujer de Antón, piensa. En estos momentos Irene evoca la palabra mujer. En este caso, sonaba tan fuerte… la mujer de Antón… no era cualquier mujer, era especial, era propiedad de Antón.

Irene permaneció callada. Intentaba invocar la imagen de esa mujer a quien había visto sólo un par de veces en su vida. Llevaba casi dos años saliendo con su marido y no era capaz siquiera de recordarla claramente.

--Verás, encontré tu teléfono en una de sus agendas; hace algunos meses había encontrado ya unos mensajes.

Irene tomó asiento y encendió un cigarrillo. Al parecer, la llamada no sería tan indiferente como creyó al principio.
--No hace falta que digas nada, no hablaré sobre tu relación con él.
-- No entiendo.. .- finalmente se atrevió a exhalar.. podría..

Pero la mujer del otro lado parecía tener ya un discurso preparado y antes de que Irene pudiese siquiera pensar en el final de su frase, prosiguió.
--Antón murió esta mañana.
Ella no pudo responder de nuevo. Le dio una calada a su cigarrillo y permaneció inmóvil.
-- Fue un infarto… continuó…

Irene colgó la bocina. En ese momento se dio cuenta de que no lo amaba. Que nunca lo había amado.

Apagó el cigarrillo y se dirigió a su cuarto. Se puso el abrigo negro que él le había regalado en navidad, se pintó la boca de rojo y tomó su paraguas. Debía alcanzar el autobús.

Mientras tanto, aún en su casa, la mujer de Antón había marcado ya otro número. Tras sonar tres veces contestó una voz de mujer.
-- Sara?
-- Si.
-- Habla Dominique, la mujer de Antón, encontré tu teléfono en una de sus agendas…

Irene alcanzó su autobús. Sara recibía una llamada inesperada.

3 comentarios:

celiaurora dijo...

Brillante y ágil. Manejo absoluto de la escena literaria. No soy experta, sin embargo no es necesaro ser catador para reconocer que se está paladeando un excelente vino. Mariela hay mucho talento.Sigue adelante !

Celiaurora

Señorita Remolona dijo...

Muchas gracias, siempre es bueno leer buenos comentarios para seguir escribiendo.

Seductra dijo...

¡Uy que bueno!

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Amante nómada de lo absurdo, la vida y las letras.