Primavera.

Primavera.
Lachine, Montreal. foto E.Remolina

viernes, 29 de agosto de 2008

Sobre las mujeres...

Sobre las mujeres.
(Con cariño al Compadre)

A las mujeres, te digo, hay que tratarlas con cuidado. Cuando chillan, hay que cortarles de un tajo el llanto, porque luego con el tiempo sus cuerpos, se van humedeciendo y así como a las paredes, se les van haciendo hoyos, hasta volverse huecos de tristeza, lo mismo le pasa al corazón y desde antes de que se las lleve la parca, ya también se les gastó el alma. Las mujeres no aguantan nada…

Dicen que un amor les roba la vida y luego ahí se quedan, solitas. Y no digo que no sea culpa de nosotros, los machos. Acá luego estamos maleducados. Si yo he visto luego cómo mis compadres tratan a sus mujeres. Y luego, pues el vicio es el vicio y entonces uno no puede decirle que no a una mujer bonita. Así se hicieron las reglas. Y luego peor si todas están re chulas. Ahí sí ya valimos madres. Lo que nos pidan les damos primita. Y te digo que siempre volvemos al vicio y a las cantinas. Ya vistes cómo somos?
Así; débiles y luego nos andamos quejando de que ellas chillen. Si a luego, nosotros también chillamos pues y él que diga que no, es un mentiroso. Y luego ves a toditos en la cantina. Yo por eso ni vieja tengo primita, me quedo nomás con la cantina que nunca me abandona. Y a ellas, cuando quiero las busco y si no, pues no las busco. (risas)

¡Que no me esté interrumpiendo primita!, ¡ya ve! si no me deja hablar. Así no se puede primita. ¿Me va a escuchar o no? Conste eh. No se chivié primita… que ya sabe de qué le estoy hablando y yo se que le interesa (risas). ¿Verdad que sí primita? Si le digo que yo también tengo mis historias.

El problema con las mujeres, primita, es que no hay forma pues, de saber si sus llantos son de a de veras, tampoco si sus besos o sus risas. Si son re buenas actrices, verda que sí primita. Írela como se ríe. Si sé que también lo sabe. Si le andaba yo diciendo que también tengo mis historias de amores. Hasta una sueca tuve, y una inglesa que estaba bien loca (risas), Nomás quería fumar y fumar y fumar. Luego quería que yo le consiguiera chamico pero yo ya no quise. Esa hierba los deja locos y pa que quiero cargar más locos en mi conciencia.

No me esté interrumpiendo, que bien sabe que lo que le digo es la verdad. Hay las que nacen malas como la víbora del monte y así se quedan pa siempre. Venenosas.
Nombre, no se las deseo a nadie primita. Miré como me dejó a mí una así, seco, sin alma y sin ella. ¿Ya conoció una?

¿Ya vio cómo me interrumpe? Oh, pues que no me esté gritando. (risas).
Cómo la quiero primita.

Le estaba yo diciendo, que igual que todas las hembras que uno nunca sabe si andan mintiendo, imagínese además a las malas, las víboras; te roban el alma de a poquito con los ojos. Por eso uno no debe enamorarse de una mujer de ojos bonitos. Mientras más lindos sean, más malo puede ser el veneno.
Pero no se me chivié primita, que usté tiene ojos re lindos (risas) . Que no, que no le estoy diciendo que sea mala. Todavía no le hablé de las poquitas que se salvaron que no se encuentran fácil.
Salud comadre.

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Sobre yo y mi otro yo.

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